miércoles, 27 de abril de 2011

Día 1 – Casa (19:21)

Leer a Schreber me trastorna. No puedo evitar indentificarme con él, todo el tiempo. No tanto con la parte de las voces que lo acosan, ni por la voluntad de Dios de convertilo en una mujer para fecundarlo y engendrar la raza superior hombres nuevos; más que nada me identifico con él por su hipocondría y por el hecho de que tenía delirios de grandeza, muy parecidos a los que tengo yo.

Pero no puedo dejar de leerlo. Mitad, porque está bueno.

Ahora voy a leerlo.

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